Mi mente está nutrida de recuerdos. Uno de ellos era verlo lleno de ganas e ilusión por lo que hacía. Se veía realmente feliz mientras calculaba impuestos y realizaba asientos contables. Parecía amar su trabajo tanto como sus patronos, parecía formar parte de aquello. Entonces el tiempo pasó y las cosas sucedieron. Frustraciones personales , mezcladas con frustración laboral, mezcladas con el cóctel explosivo de la vida hicieron secarse y menguarse su ilusión.
Hoy en día lo veo y siento lástima por él. En lo hondo de sus ojos todavía observo ráfagas de aquel joven ilusionado que lucha por salir. Está ahí encerrado por miedo. Dentro de su pluralidad de comportamiento ha ganado el modo tortuga. No entra ni sale nadie.Sólo saca la cabeza para pegar algún bocado al que se acerca demasiado o al que le sacude la coraza para ver si aún habita alguien ahí dentro. He sacudido su coraza con cuidado, desde donde él no pudiera llegar con su afilados dientes. Le he dado unos ligeros zarandeos en busca de reacción. Ha asomado la cabeza y la ha vuelto a esconder, creo que me cree un depredador. La he vuelto a sacudir un poquito, ha salido y ha observado con más detenimiento pero todavía se niega a salir de su coraza, me sigue creyendo peligroso.
Las cosas han evolucionado un poco, ya he conseguido una coexistencia sin sentimiento de agresión.
La última vez que me acerqué a él y sacudí con un poquito más de fuerza su coraza ,he logrado que comenzara a caminar tambaleante. Un comienzo es un comienzo.
Ahora me alberga una duda, ¿hacia donde camina?¿ camina para alejarse de mi o para que emprendamos un viaje juntos? Todavía no lo se, pero conociendo la naturaleza huidiza del sujeto, es posible que huya.Debo conseguir que siga en tierra firme, al menos hasta que se sienta cómodo a mi lado, porque si ahora lo llevo a su medio preferido sé que me dejará y se irá. Las torpes tortugas son unas excelentes nadadoras e incluso algunas de ellas son depredadoras en medio acuático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario