jueves, 4 de abril de 2013

Un avión japonés.Parte 1

  Un avión japonés sobrevolaba el cielo de mi ciudad. Atormentado por el oscuro pasado de mi pueblo no pude evitar ponerme en lo peor. Miré fijamente a mi madre. Su mirada heló mi cuerpo, esa otrora mirada cálida había perdido de pronto su brillo y sus ojos mostraban una gran inquietud. El tiempo comenzó a moverse a camara lenta, convirtiendo los segundo en minutos, los minutos en horas. Mis sentidos de pronto cobraron una intensidad inusitada, podía captar cada olor del lugar, cada sonido e  imagen como si todo transurriera en una de esas escenas en "slowmotion"que se pueden ver tan a menuda en las películas actuales.Veía a la gente charlar en la calle con la normalidad de siempre. Los demás niños jugaban tranquilamente a la pelota ante la atenta mirada de un grupo de palomas posadas en lo alto de la estátua de nuestro héroe nacional. Marcial, el camarero de la cafetería del centro social, agasajaba a unas adolescentes con piropos, cuando de pronto el mundo paró. Los rostros reflejaron instantáneamente la tensión provocada por el miedo que engendró aquel enorme estruendo. Instintivamente mi madre cubrió mi cuerpo con el suyo. Todavía siento el calor de su piel , el calor de su abrazo, la dulcera de su voz al decirme que no pasaría nada, que ella me protegería, que me amaba. La onda expansiva seguida del fuego la mataron casi instantáneamente y fue su cuerpo delicado el que me hizo nacer por segunda vez. Casi no guardo secuelas de aquel terrorífico acontecimiento, sólo las cicatrices de la metralla que consiguió traspasar mi defensa, mi madre. A partir de ese momento todo comenzó a empeorar lentamente, la escalada de violencia se fue acrecentando con el hambre.